miércoles, 19 de noviembre de 2014

Ironman Kona 2014

Finalmente después de un mes me siento a escribir acerca de mi increíble experiencia en el Ironman World Championships de Kona 2014. Desde la adolescencia, esta carrera de una u otra forma influenció mi desarrollo como deportista. Recuerdo que a los 9 años tenía una franela del Ironman de Hawai y me sentía muy a gusto con ella. Sabía que tarde o temprano, terminaría siendo un triatleta, lo que nunca imaginé fue que sería parte fundamental de mi vida y que además me haría recorrer el mundo, me daría increíbles amistades y me ayudaría a definir quién soy como persona.
 Este fue mi 15to triatlón de Distancia Ironman en 10 años, y mi segunda participación en Kona. Creo que cada carrera es una experiencia diferente y en cada una hay un aprendizaje nuevo. El Ironman es un evento muy difícil de descifrar, por lo largo que es y la gran cantidad de variables que no puedes controlar durante el recorrido, pero creo que después del 10mo, lo entendí bastante bien y nos hicimos buenos amigos. Hubo una época en la que le perdí un poco el respeto y lo pagué caro. Ahora no lo veo como un oponente, sino como una experiencia que va más allá de nadar, pedalear y correr.

 En la isla grande de Hawai, se cree que la diosa de los volcanes, “Madamme Pele”, conocida por haber sido fuerte y apasionada, pero a la vez celosa y caprichosa, no permite que te lleves nada de la isla. Solo puedes utilizar lo que traes y ser muy agradecido por poder pisar terreno hawaiano. De ahí viene un poco la explicación de por qué muchos grandes atletas, pero con actitudes arrogantes, no logran tener buenas carreras en Kona.   
Yo no sé si sea verdad o no, pero en las 2 oportunidades en las que he pisado esa isla, he sentido una energía inigualable, como si fuera otro planeta. Además que el ambiente que se respira durante los primeros 15 días de Octubre en Kailua-Kona, no tiene comparación. La esencia del triatlón se vive durante esos días. Todo el que está allá es pieza fundamental de este deporte, de una u otra forma. Los atletas, entrenadores, fanáticos, representantes de empresas de la industria del triatlón y voluntarios se unen en la celebración anual de nuestro deporte.
 Llegué a Kona el Lunes en la tarde y desde que me bajé del avión todo fue maravilloso. Para empezar, mi amiga Katie estaba esperándome con un collar hawaiano. Su entusiasmo por Ironman y su cariño es único. Pocas personas se disfrutan esa semana en Kona, tanto como ella.


Ella me llevó a donde me iba a hospedar, con mis compañeros de trabajo y entrenamiento de TrainingBible Coaching. Adam Zucco y su novia Tanya me habían comentado que el lugar estaba de lujo, pero cuando llegué fue que entendí a que se referían. Era una casa de película. Solo las piedras de lava nos separaban del mar. Estábamos a tan solo 800 metros de la zona de transición, pero a la vez era un lugar súper privado y tranquilo.  Mejor imposible. Gracias a TrainingBible Coaching y a SkinFit USA por permitirme compartir este lugar.


 Los días previos a la carrera fueron muy simples, solo entrenar, comer, sacarnos el viaje de encima y preparar el cuerpo para un Ironman. Después de tantas carreras ya sé que hacer y qué no. Ya me he equivocado bastante. Por suerte para mis músculos, entre las 10 personas que compartíamos la casa, estaba Brian Hill, ex jugador profesional de futbol y fisioterapeuta, quien trabajaba con atletas de gran nivel. Nombres como Luke Mckenzie y su esposa, pasaban por la casa a diario a recibir su masaje.


Las semanas de Ironman pasan bastante lento y siempre siento ansias de competir desde varios días antes, pero a la vez, cuando llega el día antes en la tarde, es inevitable querer parar el reloj y tener un poquito más de tiempo para estar listo.



Aunque estaba rodeado de amigos y no podía estar más contento, era imposible no extrañar a Jessica. Ella es mi compañera en todo y Kona es algo muy especial para ambos. No obstante, estábamos en contacto todo el tiempo y sentía su apoyo todo el tiempo. Era como un motor adicional de motivación.




 El entusiasmo que se siente el día antes del Ironman en Hawai, no tiene comparación con nigún otro triatlón en el mundo. Toda la industria del triatlón se concentra para promover sus productos y los competidores son los protagonistas del evento más esperado del año. Es el super Bowl del Fútbol americano, La serie mundial del béisbol. Es el lugar donde sucede todo lo que va a marcar la pauta del año siguiente.









En la mañana de la carrera me paré muy tranquilo. Realmente no podía creer lo calmado y feliz estaba de poder estar allá de nuevo. Llegamos a la zona de marcaje y había varias filas bastante largas para estampar los números en los brazos. Mientras hacía la fila, apareció Katie corriendo y dijo: Te encontré. ¡No podía dejar de darte esto! Era una carta que Jessica había enviado por correo a su casa para que me la diera cuando me buscara al aeropuerto, pero nunca llegó, sino hasta el día antes de la carrera. Cuando la abrí decía las cosas más bellas y apropiadas; como solo ella me las sabe decir. A partir de ahí no puede quitar la sonrisa de mi rostro y continué disfrutando cada segundo de ese día.


Para la salida, uno debe entrar al agua unos 20 minutos antes de que den la partida, para poder agarrar un buen puesto en la línea. Ese es un momento que dura poco, pero es sin duda uno de mis momentos favoritos del año. Son los mejores triatletas de Ironman del mundo, flotando en el mar sin poder pasar de una línea resguardada, tratando de no gastar energía, pero peleando por un buen puesto a la hora de partir.



Acompañado del sonido de los tambores Hawaianos, sonó el cañonazo y sin pensarlo mucho, comencé a nadar lo mejor que pude. Esos primeros metros eran claves para ubicarme con el grupo delantero. Durante los primeros 15min aproximadamente estaba muy bien ubicado. Identifiqué a varios de los que estaban a mí alrededor y sabía que saldríamos en el primer grupo grande, pero la falta de metros en la natación me estaba pegando y antes de entrar en crisis, decidí bajar el paso y no tomar riesgos. Esa semana solo pude nadar una vez y para llegar bien siempre tengo que estar nadando hasta 2 días antes. Esa es la nadada más agresiva del mundo del triatlón, pero hay que mantener la calma. Al final perdí como 3 minutos del grupo de punta, pero me sentía bien y feliz. Todavía seguía sonriendo sin parar.

La transición fue bastante fluida, solo me quité el Speedsuit (Gracias a Karlyn Pipes y Xterra wetsuits por ese traje) me puse las mangas y fui a mi bicicleta. Al salir los primeros 8km son ir y venir alrededor del pueblo para complementar la distancia final y que el público vea a los atletas.
 
En el primer retorno vi que Adam y Trevor (Compañeros de casa) estaban entre los primeros 10, a unos 4 minutos, por lo que consideré que estaba en buen puesto. Esa primera hora del ciclismo es frenética. Todo el mundo sale como si fuera una carrera corta y muchos lo pagan en el regreso. Me pasó el año pasado. Por esa razón decidí mantener mi IF en 0.75 y no conservar toda la fuerza que podía hasta llegar al final de Queen K, que es como el km 45. 

Durante esa primera hora tuve que realmente controlar mi ego y obedecer a los vatios. Muchos me pasaron y sabía que eran buenos atletas y que si me iba con ellos seguro alcanzaríamos la punta o al menos nos bajariamos entre los 20 primeros, pero bajaba la cabeza y aceptaba que si bien estaba en forma, mi entrenamiento no estuvo como para tomar riesgos durante el ciclismo. Solo para mantener un ritmo y ser paciente.

A diferencia de lo usual en la isla, el viento soplaba hacia el sur, por lo que lo llevábamos levemente en contra hasta el km 50, cuando apareció el huracán. En ese momento comencé a pasar a muchos de los que me habían pasado y capitalicé por primera vez en el día mi paciencia. Desde ahí hasta el retorno en Hawi, me sentí muy bien y desconté casi todo lo que había perdido. Aquí todavía no podía dejar de sonreir.

Después del punto de “Special Needs”, recogí mi bolsa que tenía 2 botellas con mi nutrición y comencé a bajar. Parece mentira, pero esos pocos segundos que perdí agarrando la bolsa, se multiplicaron bajando. Un error que cometí fue el no haber llevado un plato 55. Con 53-11 y a 110 rpm en la bajada me pasaban como si nada.

Para mala suerte del lote age group, el viento giró cuando veníamos de regreso, por lo que tuvimos viento en contra en ambos sentidos. Solo fueron como 20km con el viento a favor. No obstante me sentía muy bien y aunque el Garmin llegó a marcar 37 grados centígrados, todo se mantenía bajo control.

Al llegar al pueblo me seguía sintiendo bien. Para el volumen de entrenamiento que llevaba, sabía que tenía que bajarme a correr siendo conservador, así que fui visualizando mi paso, las sensaciones que esperaba y repasando mi plan de nutrición.

Normalmente, cuando pongo el primer pie en el suelo al bajar de la bici, tengo una buena idea de cómo me voy a sentir corriendo. Esta vez, la sensación estaba dentro de lo esperado y después de una transición bastante fluida, comencé a correr, asegurándome de mantener una sensación de esfuerzo moderado, con buena técnica y que no fuera más rápido que 4:30 min/km. Con ese paso, sabía que podía correr por mucho tiempo y que eventualmente sería más lento, pero lo podría mantener. Aquí todavía sonreía.


Al llegar a Queen K, tuve que enfrentarme con algo que me ha fastidiado en los últimos 4 Ironman. Ir al baño. Justo cuando pensaba que había conseguido la mejor dieta para evitar esto, igualmente tuve que parar. Por lo menos fue una sola vez y no como En Ironman Coeur D’Alene en Junio, que paré 3 veces. Esta vez me tomé mi tiempo para ir con calma y me ayudó un poco a descanzar. Fueron solo 3minutos, pero al salir del baño portátil, tomé un gel, agua y arranqué como nuevo.

Habiendo corrido solo una vez verdaderamente largo (2h+) durante los últimos 3 meses, mi reto era no tener que caminar. Dividí mi carrera en 3 partes. Primero Alii Drive hasta terminar Palani, que son los primeros 16kms, relativamente planos pero bastante húmedos y terminando en una subida de 500m, bastante empinada, que te lleva hasta el Queen K. Luego la segunda parte sería correr toda la autopista y el Energy Lab, que son unos 16kms más con muchas Rolling hills. Si lograba salir del Natural Energy Lab con energía, sabía que, sin importar el resultado final, mi carrera habría sido un éxito.

Por suerte para todos, aparecieron unas nubes que ayudaron a bajar la temperatura. La humedad seguía, pero ya no era un infierno como lo había sido horas antes.

Cuando llegué de nuevo a Queen K, donde faltaban los últimos 10km, tuve que utilizar toda la motivación y ganas que pude. Mantener el paso por debajo de 5min/Km era un gran esfuerzo, pero nada más satisfactorio que enfrentarte contigo mismo en esos últimos 10kms. Aquí intentaba sonreír, pero no se veía. Creo que solo la sentía.


En ese momento todos los demonios aparecen y pretenden derrotarte, por lo que si no estás bien conectado contigo mismo, puedes perder la batalla fácilmente. Es difícil de explicar, pero al final del día, nunca recuerdas mucho el tiempo que hiciste, ni el lugar en que quedaste, sino lo que sentiste y lo que viviste. Por eso siempre dejo todo en esos últimos 10kms y aunque, algunas veces sea un poco más rápido que otras, siempre quedo satisfecho con mí esfuerzo y aprendo algo nuevo cada vez.

Durante todo el recorrido recordaba lo difícil que fue llegar allá este año y todas las vicisitudes que vivimos en Venezuela. Tantas cosas se tuvieron que alinear para que yo pudiera estar presente en esa competencia y que si se dieron. Tantas personas que me mandaron mensajes de apoyo desde tantos lugares del mundo. Mi familia que siempre me ha apoyado incondicionalmente. La comunidad del Spinning mundial que pedaleaban para mandarme fuerzas. Por todo eso estuve y sigo estando muy agradecido.  En el agua podía sentir a Jessica ayudándome, con la infinita resistencia que la llevó a cruzar el canal de la mancha entre otros grandes cruces. En la bicicleta sentía la fuerza de todos los ciclistas de la comunidad del Spinning. Y en la carrera, cuando ya no tenía mucho, sentía la fuerza de todos juntos empujándome a no caminar. Seguía sonriendo, aunque si bien no se entendía si era cara de locura o de felicidad, la gente me animaba todavía.


Después de correr 3h24 minutos, llegué a la meta. Esta vez muy contento y satisfecho por haber podido sacarle el máximo provecho a mi forma física. Siento que para lo que pude llevar ese día, logré dar todo lo que tenía.

9h35min tiempo total. Otra experiencia más. Si bien se me hizo difícil prepararme y solo llegué con lo mínimo necesario para terminar en buen estado, me reconecté con ese triatleta que soñaba con ganar. Esta vez con otra perspectiva y con las prioridades muy claras. Pienso que uno no es tan bueno como sea su resultado, sino tan bueno como seas administrando la capacidad que tienes. Si tienes mucho acumulado en el entrenamiento y lo usas adecuadamente, quizás ganes, pero sino logras tener una fuente sana de motivación, puedes pasar la vida frustrado y hundido en un hueco infinito de entrenamiento que no te llevarán a tener buenas carreras.


Ahora a prepararme para clasificar de nuevo y ver que me depara el año que viene en la Isla grande de Hawai.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Que grato e interesante fue leer tu experiencia en kona de verdad que la manera como lo cuentas hace que uno imegine todo y pueda sentir todos esos altibajos emocionales que describes.... Muy buena lectura de verdad y felicidades por lograr satisfactoriamente otro ironman!!!!

Unknown dijo...

Que grato e interesante fue leer tu experiencia en kona de verdad que la manera como lo cuentas hace que uno imegine todo y pueda sentir todos esos altibajos emocionales que describes.... Muy buena lectura de verdad y felicidades por lograr satisfactoriamente otro ironman!!!!

Unknown dijo...

Muchas Gracias Carlos Polanco! Ahorita voy a publicar uno sobre la última carrera que hice. Saludos!